La nieve cubre el barrio, la ciudad y alrededores, completamente. Una rareza. No suele nevar por acá.
Todo queda, las calles, los autos, las casas, cómo en un estado de ensoñación a punto de disolverse.
La mirada atónita panea en 360°. Siente los pisotones sobre la blancura como si se trizara como un delgado vidrio. Es tan flaco y leve como una de las finas ramas de los arboles desnudos de la calle.
No sé animaba a salir. Pero se quedó sin cigarrillos y debió ir a comprar al chino. Salió, encendió un pucho y la nube azulina del humo se mezcló, se confundió con el paisaje nevado.
De «Atrapasueños»
Francisco Vera